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3-ES HORA DE TOMAR UNA DETERMINACION


Durante los primeros años en Argentina vivimos en Córdoba Capital, luego nos trasladamos a Rio Ceballos, una ciudad hermosa, verde llena de vegetación por doquier,

La gente nos acogió cálidamente.

Mi esposo era el único negro del lugar, así que rápidamente a él y nuestros hijos los identificaron.

A las personas, por lo general, les choca y cuesta decir “negro” y se dirigen a Bamba como el de piel oscura, moreno, morocho, de color.

Les puedo asegurar que no hay nada que le moleste más, como que le digan de color.

Por supuesto que todo tiene que ver con la intensión.

Por esas vueltas de la vida y de poner a cada uno en el lugar del otro, ahora me toca ser la única blanca del lugar.

Hay otros blancos, pero eligen zonas más residenciales o turísticas para vivir.

Pikine es un barrio tradicional, como lo es San Vicente en Córdoba, sólo que ahora parece haberse detenido en el tiempo, los gobernantes, como en el resto del mundo, en vez de invertir en obras, utilizan el dinero del pueblo con otros fines.

Voy caminando por la calle y me dicen “tubab” en el dialecto (wolof) significa blanco.

Se me quedan mirando, algunos incluso me tocan la piel, el pelo y sonríen.

Todos los días me toca vivir alguna situación similar y me incomoda bastante.

Bamba me dice que no lo tome a mal, sólo que para ellos es algo raro y que es lo que a él y sus paisanos les pasa continuamente en Argentina.

Voy al mercado y me suben los precios, si quiero tomar un taxi me triplican el valor del viaje, eso es discriminación!!!

Allá al negro se lo asocia con pobreza y acá al blanco con posibilidad de pagar de más. Es un continuo juego de regateo, pero lo que no saben es que soy árabe, el regateo forma parte de mi ser.

Los niños más grandes se me acercan, ponen cara de hambre y me piden plata pero al hablarles en el dialecto, se miran entre ellos y se alejan.

Si fuera turista, o estuviera de paso, me darían pena y pensaría que no tienen ni para comer.

Pero ahora, sé que es una cuestión cultural, vaya donde vaya me pasa. No les falta el plato de comida, lo hacen porque soy tubab!.

Si en sus casas se enteran que me están pidiendo dinero, les darían un buen reto.

Volviendo a Rio Ceballos, al cabo de un tiempo, se nos hizo cuesta arriba, debido a la inflación, poder continuar abonando el alquiler de la casa y del local, además el hermano de mi esposo había fallecido repentinamente y era quien estaba a cargo de la casa familiar mientras Bamba estaba fuera de Senegal.

Eso quebró emocionalmente a la familia, nadie se lo esperaba, su mamá se complicó de salud y sólo de ver a mi esposo, sabía que estaba descentrado, había perdido su foco.

Esto derivó en un episodio fuerte de tensión que lo llevó a estar ingresado en el hospital de Unquillo, realmente me asusté muchísimo.

Fue entonces, que, un sábado de julio le dije: “detrminá donde querés y allá vamos”

Estar a medias no sirve.

Me miró directo a los ojos, y me dijo que no estaba tranquilo, y lo que quería era viajar lo antes posible.

En realidad era nuestro proyecto de vida para de acá unos cuantos años, pero se adelantaron nuestros planes.

Al día siguiente, un 21 de julio de 2019, fuimos al aeropuerto a comenzar con los trámites de los pasaportes.

Exactamente dos meses después él Khadi e Ibra, aterrizaron en Dakar, la capital de Senegal.

Por cuestiones laborales, yo lo hice en diciembre de ese mismo año.

Había rendido concurso para la materia de Mediación Comunitaria y Cultura de la Paz de la Universidad Siglo 21 y quedé como profesora titular, sin embargo ese cuatrimestre no se abrió la materia por falta de quorum.

Por otra parte al mismo tiempo que estaba gestando el viaje, mi amiga y colega Graciela Berretta estaba dando forma a su Centro Privado de mediación “Alianza”, proyecto al que me invitó a participar y del cual me hubiera gustado ser parte.

Sin embargo hoy con el auge de la virtualidad todo es posible.

Fue una carrera contra reloj!!! En un momento cuando se disparó el dólar se nos hizo casi imposible comprar los pasajes, nos agarró una desesperación, ya habíamos entregado la casa y vendido casi todo.

Nos quedamos en blanco, atados de pies y manos, sin embargo mantuvimos la fe en que algo iba a pasar y se nos iba a destrabar, porque sentíamos que era el momento de hacer el viaje.

Y si en nuestro destino estaba pautado cruzar el Atlántico, nada ni nadie nos lo iba a impedir.

Por supuesto mi familia se opuso, y en algún punto entiendo porque son sus únicos nietos, pero es por el bien de ellos que tomamos esta decisión.

Verlos felices me da fuerzas para seguir.

Acá contrario a lo que la mayoría de la gente piensa, tienen otra forma de vida, llena de valores, de límites, de juegos en la calle, de tierra hasta las orejas, la vida en familia, en comunidad.

Hay escuelas, hay juguetes, hay recursos.

Miro hacia atrás y agradezco a Dios el haber podido viajar, antes que se decretara la cuarentena, ya que sinceramente no sé lo que hubiéramos hecho.

Me preguntan si al cerrar la puerta de embarque sentí lo mismo que cuando fui a España.

Esta vez fue diferente, no estaba saltando al vacío, tenía mi red afectiva esperándome en este mi nuevo “hogar”!!!






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